Fui al Festival Internacional de Cine de Morelia 2025 (FICM) esperando ver lo mejor del cine mexicano, quizá conocer a algunas personas creativas y disfrutar del ambiente. Pero La Reserva, de Pablo Pérez Lombardini, me dejó una impresión inolvidable por su honestidad y autenticidad.

Imagen del póster de La Reserva con una mujer en la selva mirando hacia arriba
Es una historia muy disfrutable, con el bien contra el mal como telón de fondo. Pero, a diferencia de las secuelas de superhéroes que Hollywood produce cincuenta veces al año, La Reserva te hace pensar y cuestionarte tus creencias, dejándote con empatía hacia personas en las que quizá no pensarías si no fuera por este vistazo a su realidad.
Los jueces estuvieron de acuerdo y ganó Mejor Largometraje Mexicano, Mejor Dirección y Mejor Actriz en el festival, y con justa razón. Al verla, sentí algo raro y valioso: una mezcla de verdad, tristeza y valentía que solo las películas más auténticas logran despertar.

Una ficción que se siente real
Desde el primer cuadro, La Reserva me atrapó. Está filmada en blanco y negro, pero aun así se siente más colorida que muchas películas. La historia sigue a Julia, de una comunidad rural cafetalera en Chiapas, quien trabaja como guardabosques y se encuentra atrapada entre proteger su tierra y sobrevivir a la violencia que la rodea.

Un día descubre tala ilegal en una zona protegida y busca una manera de detenerla. El gobierno para el que trabaja no responde, así que reúne a su comunidad —algo renuente— para tomar acción, y luego enfrenta las consecuencias de interponerse en el camino de quienes están detrás de la tala.
Es una película sobre héroes y villanos, pero te hace cuestionar si “hacer lo correcto” siempre es la mejor decisión. Me di cuenta de que enfrento versiones de ese mismo dilema todos los días, como cuando tengo que elegir entre comprar plástico por conveniencia o tomar la decisión más difícil de evitarlo, esperando que sirva de algo en un mundo que se ahoga en contaminación.
Un entorno auténtico y actores reales

La Reserva se filmó en la Reserva de la Biósfera El Triunfo con un elenco completamente de la zona. Estas decisiones mantienen intacta la suspensión de la incredulidad mejor que la mayoría de las películas, creando una sensación más documental que ficticia.
Carolina Guzmán, quien interpreta a Julia, no era actriz profesional antes de esta película. Nadie lo imaginaría después de ver el talento que muestra en La Reserva. De hecho, Guzmán se llevó el Ojo a Mejor Actriz.
Un actor secundario, Abel Ángel Pérez, asistió a la función y habló sobre su trabajo cultivando orquídeas y protegiendo las especies en peligro que habitan en la Reserva de la Biósfera El Triunfo. Estas personas viven realmente los temas que aparecen en la historia y nos muestran una realidad que no entenderíamos sin su autenticidad.
La perspectiva del gringo
He vivido en México cinco años y constantemente recuerdo la xenofobia con la que crecí en el norte. No es que empecemos el día diciendo “odiamos a los mexicanos”, pero subconscientemente vemos por debajo a nuestros vecinos del sur.
Esa xenofobia quizá esté relacionada con la propaganda de la Guerra México-Estados Unidos, que terminó en 1848 con la frontera movida hacia el sur por la fuerza. Una manera de romper esos viejos hábitos de división y odio es ver películas como La Reserva.
A través de la historia podemos empatizar con los personajes y aprender que son humanos con deseos y luchas como nosotros. Ver La Reserva es casi tan valioso como tener una conversación profunda con una persona mexicana, y quizá te anime a ver a tus semejantes de una manera nueva.
El camino para convertirse en la Mejor Película Mexicana de 2025

Pablo Pérez Lombardini habló sobre el proceso de dar vida a su primer largometraje: casi seis años de escritura, de convencer a la gente de su valor, de hacer casting, dirigir y poner los toques finales infinitos. Verlo ganar Mejor Película y Mejor Director en su propio país se sintió como una victoria colectiva para todos los que creen que el trabajo duro y una gran idea sí pueden dar frutos.
Inspirado por un viaje de la infancia a Chiapas, Lombardini regresó décadas después a las selvas exuberantes que una vez lo llenaron de asombro. Ese regreso a la naturaleza se convirtió en La Reserva, una obra de realismo y lirismo que retrata el equilibrio entre la naturaleza, la humanidad y la supervivencia en el México moderno.
Me decepcionó cuando Pablo regresó de presentar su película en Qatar sin haber sido seleccionada para avanzar a Cannes, porque yo estaba seguro de que iba a ganar la Palma de Oro después de ver un primer corte. Pero, me da todavía más gusto que haya ganado en Morelia, porque la gente en Francia, en Qatar y en el resto del mundo quizá no lo sepa, pero ¡México es chingón!

Una joya de película
La Reserva es un recordatorio de que la verdad, incluso cuando duele, es hermosa. Lombardini y su equipo nos muestran la vida de algunas de las personas olvidadas del planeta que luchan por dejar el mundo un poco mejor de como lo encontraron.
¡Ojalá tengas oportunidad de verla pronto!

